Fueron los primeros cristianos romanos los que empezaron a fabricar las alianzas de matrimonio con metales preciosos. Su durabilidad y su resistencia a abolladuras, rayazos y dobleces los hacían más que adecuados.
Los brillantes, como símbolo de eternidad, es una moda de mediados del siglo pasado. Es decir: 2000 años de historia de la humanidad para seguir intentando decir lo mismo con el lenguaje de los nuevos tiempos.